A CAMPO ABIERTO
Las inclemencias meteorológicas tales como la lluvia, el frío,
la nieve que se desplaza por la ladera, los vientos huracanados
que asoman por las umbrías
a veces nos pasan inadvertidas –el sol,
el hielo, la niebla, la pertinaz sequía–
por fugaces o transitorias, o tal vez porque
ya estamos acostumbrados o porque, sin ser conscientes,
las tenemos asumidas. Pero, también, otras veces,
se imponen los fenómenos atmosféricos,
se disponen a interponerse en nuestro trayecto
y, en estos casos, destacan pletóricos, como sucesos alternativos,
como fuentes de conflictos.
Van y vienen, pasan de largo
y, al instante, los olvidamos,
o también se viven, algunas veces, en la intemperie
de una naturaleza desértica.
Gaspar Jover Polo