Mujer, cuánto te admiro, es la expresión
de tu alma la propiciadora de todo esto,
yo sólo soy el desquiciado que en la conmoción
de tus expresiones me he puesto atento
para apropiarme de tu pasión con osadía,
sabe que nefastamente no es mía la campaña
de entristecerte...¡ ay! mujer, horrendamente
incurrí en este acto mío... lo siento, espero consideración
de tu parte por esta situación.