Qué bien te queda el sudor
Y que de Instagram no hables.
Qué bien se siente el frescor
Del típico acento por el aire.
Háblame cantando,
Enajéname entre surcos,
Que ya me voy alejando
De esa ciudad que yo luzco.
De la áspera ciudad,
Con relojes galopando
Y donde solo en noticieros
Se ve una dama sembrando.
Qué bien te luce la inocencia
En camisas verde olivo
Y las botas y el fango
Y el sombrero carcomido.
Enajéname, muchacha.
Háblame de ti.
Por qué no duermes la mañana
Y por qué tú vives aquí.
Por qué estos animales
Y los cuentos en la noche,
Por qué soles descomunales,
Los caballos y los coches.
Háblame de ti
Y caso omiso a mi ropa fina,
Que la ciudad se va disipando
Mientras te escucho, campesina.