Tu llegada fue un regalo,
alegría sin final,
en tierras lejanas hallabas
nuestra espera navidad.
Aventurera y audaz,
te trajiste la ilusión,
y al verte aquí, abrazada,
brilló la casa en canción.
Este año es tan bendito,
juntos, un reencuentro fiel,
como niños, el sueño escrito
se vuelve nuestro laurel.
Tu bondad nos da esperanza,
y a los peques, gran candor,
ver tu risa es una danza
que en sus almas da calor.
Mila, hermana querida,
gracias por este amor,
hoy la Navidad es vida,
y te
guardo en mi corazón.
© Corazón Bardo