Cuando era niño,
soñaba con regalos;
mas la fragua de la miseria
no lo quiso así.
Pero eso es lo de menos;
lo que sí me duele es
no haber disfrutado al máximo esa emoción aniñada, de creer que alguien, en trino de carmín, rasguea los cielos en renos, trinando el firmamento, reflejando una ilusión inmortal… Tristemente, lo apagaron por el bien del señor Avaricia.
Ahora que soy joven,
una oruga que salió del capullo,
comprendo el festín que se me negó
para deleitar a otros.
Mas me enorgullece el saber
que cuando tenga una familia,
daré todo, todo lo que no me dieron,
y haré todo lo que no hicieron conmigo.
No crecí con un padre; no conozco ese amor y protección paterna… Pero daré mi mejor esfuerzo, sin huir de mi destino,
falto de tiempo para un inminente hecho.
Mas ahora disfruto de mi soledad,
que aunque quisiera estar con “ellos”, mi alma no los perdona del todo. Harán de esto un alarde y un teatro sin resiliencia; fingirán hasta más no poder… Como saben que no soy como ellos, me tachan de bicho raro, rebelde y loco… Tan solo por descifrar, en destilado llameante, el sentimiento inefable que tímidamente no fluye sin un empujón… \"Al menos no soy hipócrita como ellos\"...
En fin… Solo me queda desear lo mejor a todos, sin excepción… Que esta fecha mágica y celestial lo es más… en mi adorable soledad.