Porque es hasta cuando me recuerda, que regresa
cuando el tiempo ha pasado y me ha dejado vacía,
Y me ha confirmado lo que ya sabía:
que no era el destino seguir,
sino un pequeño camino que ya no tiene porvenir.
Un beso final que brotó desde lo más profundo,
sabiendo que no volvería a rozar sus labios, que había llegado el adiós.
Este es nuestro final,
un suspiro vacío, sin fondo,
un abrazo que aún siento en la piel,
un recuerdo profundo de sustancias que aún rondan en mi ser,
como pergaminos extendidos bajo el sol
que cuentan historias profundas pero efímeras,
como vicios infinitos sin razón,
una adicción que es casi imposible de abandonar,
pero que el camino solo insiste en acabar.
De mí no se olvidará,
aún cuando cierre los ojos, en su mente rondará
el susurro de mi voz repitiendo su nombre,
mis ojos inquietos persiguiendo su mirada,
las noches en desvelo y los besos bajo la luz de la mañana.