Inefabilidad del dolor, inherentemente está en el amor,
los amantes son transeúntes que no cesan,
es verdad, unos van otros retornan,
y en la falsedad del embeleso producen desazón,
tétricamente transcurre la existencia de quien pierde en el juego
al amor que ostenta verdad, cuando pasa en frente,
y por estar entretenido en otros placeres
se pierde también el fuego
del amor, quedando en el glaciar displicentemente.