Aguantaré, aunque el peso me doble la espalda,
aunque el viento me azote y el frío me hunda,
aunque la noche sea larga y la luz me falte,
aguantaré, porque en mí aún arde la lucha.
Aguantaré el llanto que inunda mi pecho,
las ausencias que gritan en este silencio,
los días que pasan como sombras sin eco,
aguantaré, porque en mí aún queda aliento.
Cuando el mundo me empuje hacia el abismo,
y mi corazón tiemble al borde del vacío,
cuando parezca que todo se pierde en el camino,
aguantaré, porque aún creo en lo mío.
Aguantaré el dolor que me parte en mitades,
las memorias que pesan como grandes ciudades,
porque en cada herida hay un grito que arde,
y en cada caída, una fuerza que nace.
No soy de hierro, pero tampoco de arena,
soy carne, soy sangre, soy alma que quema,
y aunque el miedo me toque con su mano plena,
aguantaré, porque soy mi propio emblema.
Aguantaré por lo que fui y lo que seré,
por los sueños que esperan donde no los alcancé,
por el amor que viví y el que aún guardaré,
aguantaré, porque vivir también es fe.
Así que, aunque me quiebre, me volveré a alzar,
con las cicatrices como mapa de mi andar,
y en cada paso, aunque duela, avanzaré,
porque aquí estoy, y aquí seguiré: aguantaré.