Solo el amor nos despierta
con nuevos ojos, nos deja
ver luminiscentes rostros
en cada hijo de la Tierra.
Vivir la Resurrección
como lo hizo su primera
persona: Cristo llagado
y anunciarla en cada puerta
Amar se vuelve un augurio
del verano en nuestras venas,
de un sol por piel, y en los ojos
la visión de luz eterna.
Es soñar en cada uno
la sangre y humor de estrellas.