En mi alma, un abismo de letras, profundo y oscuro,
Un laberinto de versos, donde el pensamiento se extravía.
La primera vez, como un águila que surca el cielo,
Liberé mis palabras, un grito que desató mi alma.
Palabras que florecen como brotes en la mañana,
Un oasis secreto, donde mi corazón descansa.
A veces, quiero callar, como una vela que se apaga,
Pero la tinta me llama, una fuerza que me atrapa.
Nos golpean las críticas, como olas en la costa,
Escritores náufragos, en un mar de ironía.
Pero el amor por las letras, un faro en la tormenta,
Guía mi camino, me da la valentía.
Cultivo sueños, esperanzas y certezas.
Con cada palabra, un universo nuevo nace,
Y en cada verso, encuentro mis promesas.
Aunque a veces, el miedo me atormenta,
La escritura me libera, me hace feliz.
Y así, entre versos, sueños y realidades,
Mi alma encuentra su paz, en estas verdades.
Con cada verso, una semilla que se siembra,
Que florece en el alma, con vigor infinito.
Raíces entrelazadas, sueños que se expanden.
Soportando tormentas, dudas y heridas,
Hacia la luz eterna, su copa se extiende.
Y aunque el viento sople, y la lluvia empapele,
En mis letras, mi alma siempre habitará.
JTA.