En la vastedad de un cielo infinito,
nació el eco de un amor bendito.
Eras tú, estrella de mi constelación,
y yo, cometa en eterna adoración.
Entre nebulosas danzaban tus ojos,
dos galaxias llenas de antojos.
Tu risa, un cuásar que estallaba,
y mi alma, un planeta que te orbitaba.
En la sombra de un eclipse callado,
juntos viajamos por lo inesperado.
Cada beso, un big bang de ternura,
creando universos en nuestra locura.
Tu piel, polvo de estrellas dorado,
mi tacto, un rayo de luz extraviado.
Y en el vacío donde reina el misterio,
nuestro amor trazó un camino eterno.
Que el cosmos se expanda o se contraiga,
que el tiempo nos lleve o nos despoje,
seremos un eco en el espacio infinito,
un amor eterno, nunca extinto.
-G.A-