Sami Sanz

🍀🌺Entre ponches y piñatas🌺🍀

 

Entre ponches y piñatas

 

Ya casi culmina un calendario más.

Trescientos sesenta y cinco días que vuelan sin tregua por el cielo misterioso de la vida.

 

Horas que se deshojan de prisa en el agua del río sin retorno, para no volver jamás.

 

Cada día es nuevo y diferente. El paisaje no es el mismo, yo no soy la misma, las circunstancias cambian, las estaciones también cambian, todos de una u otra forma, cambiamos.

 

Se quedan: nuestra esencia, el sabor agridulce de las experiencias, los recuerdos de colores de nuestras vivencias, las personas que realmente nos valoran y que tristemente, cada vez pueden ser menos, pero por fortuna, son las que contribuyen a hacer más bello nuestro existir. Las que aportan, las que suman a nuestra vida, las que estando con ellas, somos nuestra mejor versión, las que nos motivan a seguir. Porque la vida continúa, con raspones y con heridas, con nuestros logros y metas cumplidas, con nuestras alegrías. Con un gran surtido en la maleta de todo lo aprendido, porque la vida nos da la oportunidad de ser más sabios cada día, pero también, más exigentes. No es que seamos egoístas, no. Pero sí, más observadores, más selectivos. Valoramos a quien nos valora, compartimos nuestro tiempo con quién realmente lo merece, nos consentimos más, sabiendo que nuestro tiempo cada día es menos. No juzgamos la vida de nadie. Cada quien carga con sus propios problemas en el inmenso mar de la vida, y que muchas veces, son superiores a los nuestros.

 

El amor a la familia, no es negociable, podemos tener alguna diferencia, pero el cariño, siempre será superior para enfrentarlo todo y salir a flote de cualquier naufragio.

 

Ojalá siempre fuera Navidad, me da la impresión de que en estás fechas, todo mundo es más bueno, más empático, más solidario, más humano. Los que están lejos, visitan o por lo menos, llaman a sus familiares, algunos salen a repartir juguetes a los niños más necesitados, otros más, llevan alimentos o cobijas para los familiares de los enfermos en los hospitales. Se pide perdón y se perdonan las posibles faltas, en fin. Se reparten abrazos, sonrisas, buenos deseos, regalos. Pero después, todo vuelve a ser lo mismo. Hagamos la diferencia y que la magia y la bendición que trae el nacimiento del niño Dios, prevalezca para siempre en nuestros corazones.

 

Que el abrazo sea de amor,

el banquete de cariño,

que en tu mesa el redentor 

ponga su toque divino.

 

Gocemos en armonía 

y mucha felicidad, 

la que nos da la familia 

con su manto de unidad.

 

Con los mejores amigos 

que realmente nos valoran

y felices nos sentimos 

por su magia arrolladora.

 

Que la dicha continúe 

cubriéndonos con su velo 

y que nada nos perturbe 

en los años venideros.

 

Demos gracias a este año 

que ya casi se termina 

y al que viene ya llegando 

¡Démosle la bienvenida!

 

¡Felices fiestas decembrinas y un próspero año nuevo 2025!

 

Inés Sánchez Rico 

México 

(Imágen tomada de la red)

11/12/24 

11:52 hrs.