Enrique Fl. Chaidez

De la orilla del viento

De la orilla del viento desgarrado

un alma se atrevió a hablarme a mí;

mas dudé, y la creí el eco vago

que quedó de unos labios olvidados.

 

Pero el alma iba cálida a mis ojos;

ni mis sollozos lo impidieron; vino

como lo hace la suave luz del alba

llamando a despertar.