Quien fuera brisa para tocar tu hermoso cabello, quien fuera luz para alumbrar a tal bello rostro al abrir sus ojos que calma dan, al despertar.
Quien fuera una rosa para llenarle de alegría y acariciar sin prisa sus manos tal cual divinas y suaves.
Quien fuera la luna que le ve cada noche, alumbrando sus sueños tales como los míos son tenerle y amarle.
Quien fuera la magia, pura de alumbrar su sendero con tal cual gozo, que me hace perderme en sus encantos.
Quien fuera el viento suave que acaricia su piel, susurrando secretos de un amor eterno, quien fuera el sol radiante que ilumina su andar, regalándole calidez en cada paso que da.
Quien fuera el río sereno que fluye a su lado, llevando consigo sueños y risas compartidas, quien fuera la estrella brillante en su cielo estrellado, guiando sus noches con luz y esperanza infinita.
Quien fuera el eco de su risa, un canto sincero, que resuena en mi pecho como un dulce anhelo, quien fuera la bruma suave que envuelve sus días, tejiendo momentos de dulzura y armonía.