Danny McGee

TE AMABA.

TE AMABA.

Y es que yo te amaba porque podía sonreír sin tu presencia, porque podía caminar sin extrañarte, dormir sin desvelarme, soñar sin recordarte, creer sin saber, buscar sin encontrar y hablar sin medirme, sin pedirte nada más.
Te amaba, y mucho, porque hacía mi vida y no me eras necesaria. Pero lo que más amaba era entender que me entendías sin siquiera decir nada y apreciar que tú sabías cuando decía una mentira; por eso sé que nunca le hubieras creído a esta falsa poesía.