SantiagoDh

Ante el río

El sabor del recuerdo y del olvido,

El aroma del juego de la infancia,

La nostalgia de aquello que he perdido,

De lo que solo queda la fragancia,

                En este río permanece

                Y fluye y cambia y crece,

Y surge a veces como un canto antiguo,

Y otras veces se enconde en las honduras

Marítimas del alma—y en las duras

Medianoches resurge aquel ambiguo

                Y extraño sentimiento,

                Aquel arrebatamiento

Y aquel silencio de eterna belleza.

                Y es también una tristeza

                Lo que en estas aguas fluye—

Un indicio escondido, una angustia,

Una rosa que nace y se destruye,

Y en las lúgubres casas una mustia

                Maleza que traga vida.

                Los muertos abren los ojos.

De aquella claridad dulce y perdida

                Solo quedan los despojos.