Un día largo,
largo,
eterno,
como segundos colgándose
pesados en rayos del sol,
cayendo sobre el asfalto y
el rímel en tu cara.
Una voz densa me llama
es la muerte,
es la muerte que camina
calcinando la esperanza,
yermos prados,
páramo lánguido,
mis ojos vacíos,
Un gris pensamiento,
abisal,
invisible,
es el frío del olvido…
Ya no te amo,
es cierto,
aquí solo quedan
tus despojos.