¡Habrá turbulencia en mis venas esta noche!
La sangre de mi padre, salvaje e inocente,
inundará la cuna de mis sueños,
sofocando las emociones de mi infancia.
¡Calla, niño, no llores!
Padre fue al mercado de las esperanzas
y volverá a casa con comida caliente
envuelta en brillantes hojas de plátano.
¡Habrá ansiedad en mis venas esta noche!
La sangre de mis hijos, asombrosa e inocente,
se elevará por encima del nivel de mis supresiones
y me confrontará con sus preciosos deseos.
¡Quieto, niño, no sientas miedo!
Padre despertará en medio de la noche lluviosa
para remendar la sábana de tus sueños
y te protegerá con sus manos de los truenos.
¡Habrá pánico en mis venas esta noche!
La sangre de mi padre, embriagada e inocente,
hirvió en el horno de la ignorancia y la ira
hasta convertirse en el polvo de su tumba.
¡Olvida, niño, ya no esperes más!
Padre no volverá jamás a casa
con el azúcar de tu felicidad
envuelta en un cono del papel blanco
con que hacía tus cuadernos de clase.
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
12 de diciembre de 2009