A LA ENTRADA DEL PARQUE DE ATRACCIONES O LA CURVATURA DE UN VIENTRE
Cuando fue niño preadolescente,
recuerda que siguió con atenta mirada
como la mano de un joven acariciaba el vientre
de una joven a la entrada de un gran parque de atracciones
por la que pasaban, o donde esperaban, decenas
de transeúntes. Pero entonces estaba lejos de imaginar
que, algunos años después, también él acariciaría,
por debajo de la camiseta de tirantes,
la comba de un vientre terso y con prominencia suave,
al mismo tiempo que se encontraba muy cerca,
ya casi a punto de cruzar un beso
con unos labios atentos,
con la mirada pero también con los labios prestos,
a lo que debía suceder en ese instante.
Gaspar Jover Polo