Yeshuapoemario

Que encuentro en la Biblia, las sagradas escrituras.

¿Qué lees en ella? (Luc. 10:26).

 

En las páginas sagradas se despliega un mapa,

de tesoros escondidos, de sabiduría sin tapa.

Cada verso, cada línea, una guía celestial,

para enseñar, censurar, rectificar, y en el bien educar.

 

La Escritura, como faro, ilumina el sendero,

nos muestra de Jehová el amor verdadero.

Sus principios, su propósito, claros como el cristal,

nos invitan a seguir un camino sin igual.

 

En relatos y parábolas, una lección se esconde,

para corregir nuestras faltas, y a la verdad responder.

Busquemos en cada historia la moral que nos ronde,

y así, a nuestras malas tendencias, podremos vencer.

 

Censurar no es solo crítica, es un acto de amor,

que nos ayuda a ser fieles, a Jehová dar honor.

Es un espejo que refleja lo que debemos cambiar,

para en su luz divina, poder caminar.

 

Rectificar es el arte de enderezar lo torcido,

de ajustar nuestras vistas, por la verdad convencido.

Que no nos lleve el error, ni la falsa predicación,

sino que en la Escritura encontremos la corrección.

 

Educar es más que letras, es sabiduría en acción,

es aprender a pensar con divina inspiración.

Que cada relato sea un maestro sin edad,

que nos enseñe a vivir con justicia y bondad.

 

Con estas cuatro llaves, la Biblia se abre entera,

mostrándonos tesoros que la fe espera.

En cada página, un brillo, en cada versículo, un sol,

que alumbra la mente y calienta el corazón.

 

Así que leamos con ojos que quieren ver más allá,

que buscan en lo profundo, que desean encontrar.

Los tesoros espirituales, que no son solo saber,

sino perlas de gran precio que nos enseñan a ser.

 

Ser más compasivos, más sabios, más reales,

encontrar en las Escrituras las respuestas vitales.

Que cada palabra sea un peldaño en la escalera,

que nos lleva hacia el cielo, donde la eternidad espera.

 

Porque en la Biblia se encuentra el más grande tesoro,

el conocimiento de Dios, que vale más que el oro.

Y si leemos con el corazón, con la mente abierta y sincera,

descubriremos que en ella, la vida verdadera se revela.