Desde Córdoba a Sanlúcar
por una vereda de agua,
la barca de mis ensueños
ondea sus velas blancas.
¡Camino de los caminos!
Guadalquivir que en sus aguas
es guardián de mis suspiros.
Te quiero. Son dos palabras.
Dos palabras que grabaste
sobre el pezón de tu pecho
cuando tu me amamantaste.
¡Ay, camino, caminito!
Guadalquivir que en sus aguas
es guardián de mis suspiros.
Y hoy que sin rumbo navega
la barca de mi destino,
yo le bordé un beso grana
en su bandera de lino.
¡Camino de los olvidos!
Guadalquivir que en sus aguas
es guardián de mis suspiros.
En ella van mis recuerdos.
La caricia de tu boca.
y el eco de tus pasitos
que el viejo puente me evoca.
¡Camino de los caminos!
Guadalquivir que en sus aguas
es guardián de mis suspiros.
Y Córdoba ante mis ojos
deslumbrante de belleza,
me ofrece su hombro cansado
con orgullo y entereza.
Ay, caminito, camino.
Camino que nunca para.
Guadalquivir de los montes,
¡Qué amargas se hacen tus aguas!