Sobre la alborada de mi primaria noche
volví al encuentro de mi primitiva tea
la voz templada, el rostro sereno
dueño del tiempo y de lo vasto.
Se hundía como un puñal
clavado en mi cabeza
la certeza de sus palabras
La notable convicción
me recorrían como un río.
Lo miraba hechizado y a la espera
de su postura señorial marcando
sin dilapidar las palabras
el camino sensato, juicioso
envuelto en un sortilegio
único y fascinador.
Derrochaba amor y firmeza
Gallardo pero no soberbio.
Con que naturalidad
nos comunicaba su afecto.
Sin atropellos ni vacilante
nos impartía su mirada alterna.
armonizaba las discrepancias
con mesura sin opresión
sólo con los mutuos respetos
El día en que partió aún me duele.
No pude permitirme el llanto
Patético lo observaba. Mi mente en blanco.
A la espera que todo eso no fuese cierto
alguna argucia y que en un momento
oportuno y adecuado, todo fuera teatral
y concluyera con un fuerte aplauso.
Pero no hubo telón ni entusiasmo.
Maldije toda mi vida ese año.
¡Y tanto me costó levantarlo!
Y hoy ya, al final de mi itinerario
paladee algo nuevo sobre mis labios,
mis ojos empapados, lloraban
llantos que guarde estos años.
Seudónimo : manuc