Un año más, el Duelo. Ni siquiera un gran Duelo, es tan pequeño, tan sin importancia que casi avergüenza sentirlo. Casi. Pero cómo duele. En algún momento se cansará de mi compañía; ya son demasiados años siendo sombra y desespero. La única certeza absoluta es que todavía me acompaña.
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Un año más
el desengaño
se agarra
a mi espalda
encorvándome
la vida.
Ni siquiera
deseo
que se vaya
hasta que
decida
que es
para siempre.
¿Para qué
emocionarme,
si siempre regresa?
Porque irse
a medias
no es
darme la paz.
A medias
es tortura
finamente
tallada.
Y yo,
necesito
la certeza
absoluta
de que
se ha disuelto
en la nada.
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