Por las mañanas,
voy camino con mi baúl,
donde guardo la cera que ha de brillar a toda la ciudad...
Uno que otro malhumorado,
quizá la mujer no le consiente...
y otros con una sonrisa
de oreja a oreja...
Qué bien hace la mujer...
cuando te regala una sonrisa...
Te alegra el día y te motiva...
Mas escupo mi suerte,
y lo limpio, borrando
mi reflejo, quizá...
Así me pierdo en la oscuridad del cuero benevolente...
Unos cuantos pesos
para horas maltrechas...
Un bolillo simple,
para un simple hombre...
Llega la tarde y con ella,
una pila de ambares...
Pertenencias para el almuerzo...
Puerta por puerta,
reparto y reparto...
Que así...
no me siento tan solo...
¿Cuál verdad se adhiere...
en los clasificados,
que hieren?...
Un amigo mío murió
en un tiroteo...
\"Debiste alejarte de esa vida...mi tosco grillo\"...
Llega la noche,
la cantina está abierta,
\"Un poco...un poco más...\", susurro...
Las camareras encienden la noche
con sus minifaldas, que te sumergen en el néctar de la calamidad...como lo hace...a mi carnal, el \"Camaleón\"...
Las cuerdas de mi guitarra están mancilladas;
mi voz se afina...como mi pluma fina...
Comienzo con unos clásicos...
y termino con unos rancheros...
Una morena me seduce,
y una rubia me insiste...
¡Para nadie!...Aún soy chiquillo...
En fin...la noche cae...
Llego a mi casa de marmotas...
y partidas de marcelias...
Mi madrecita descansa...pues aún no se recupera...Yo le susurro...\"Algún día, mamá, algún día\"...
Apago las luces...
y antes del último suspiro, exclamo...
¡Qué día!...
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