Elias Castellano Blanco

DE UN MAL MOMENTO

 

De lejanos montes

traigo en mis alforjas,

nieve de un mar muerto

-sin luna redonda-.

 

Y sobre mi potro,

deshecho en hilachas,

va mi corazón

con su pena amarga

dentro de un sudario

que es de plumas blancas.

 

Una rosa traje.

La llevé a mi casa,

y manchó de sangre

mi blanca almohada.

 

Yo le dije: rosa,

no seas macabra,

que ya está mi potro

mojando en las aguas

su cola azabache

y sus patas  blancas.

Un garboso albo

con baile de gala.

Mil peces, a coro

en torno le saltan.

Y una rana verde

se sube en sus ancas.

 

¡Dejad al caballo

que el no sabe nada!

 

Dejadlo que suba

la cuesta empinada

que va desde el río

y sube a mi casa.

 

Dejadlo lamer

mi cama manchada.

Que su belfo limpie

la rosa encarnada.

 

Y luego... Que venga,

¡y baje una luna

sobre mi almohada!