Se tornan en fantasmas,
aquellas letras sepultadas,
en trazos de hojas marchitas.
Luciérnagas apagadas,
son esperanzas infundadas,
ahora olvidadas.
Bajo el brillo de esa ausencia,
es que el poeta busca,
lo suyo no es la prudencia,
pese a que el verso asusta,
en sus palabras lleva la esencia,
también el olvido,
es parte de ambas; belleza y descuido.