Reconozco haber incurrido en yerros,
empero, sabes que te amo, si te dañé
fue sin percatarme en el acto, fue mi error,
lo sé, merezco una muerte a espada,
tanta plenitud emergió entre tú y yo,
luego se trocó lúgubremente con morbidez el ambiente,
mas no fue con intención, lo sabe Dios,
cometí un acto de felonía, pero fue sin conciencia,
si a tu corazón aprisioné, si me hice tuyo con fugacidad,
si mi sonoridad te acosa desde la oscuridad
en la habitación de los recuerdos, a este egoísmo
de crueldad venzamos y retomemos el entusiasmo,
para no seguirnos extrañando y amando
en la distancia, si aún me amas y te amo,
si aún me buscas y te busco, si yo muero
y también mueres… ¿qué estamos esperando?