Te sentí llegar
Te sentí llegar, roce tus pétalos
aterciopelados
Toqué la luz que desprendía tu mirada,
acaricie el hálito de tus labios
con mis labios,
las palabras se hacían indecibles
al no poder entrar en ti,
en tu corazón de silencio.
Me quedé esperando que el sol
abrasara mi piel
para convertirme en ceniza o brasa,
no era más que otro sueño insomne
que el delirio de la lejanía impone
a los pensamientos.
Las manos entrelazadas
en un indescifrable ensueño.
Entramos el uno en el otro,
nos sentíamos, nos rozábamos
nos apiñábamos, nos tocábamos.
Alargar la mano tocar la luz
que brota de tu mirada,
tu sonrisa adyacente a tu labios.
Todo estaba de nuestra parte,
la coincidencia de volver a vernos,
la atracción de nuestras
miradas incontrolables,
nuestros sueños insondables,
nuestro insomnio indescriptible,
nuestra ansia de besarnos.
Nuestras manos anhelaban
Desplazarse por nuestros cuerpos,
sintiéndonos uno solo.
Se derrite la piel de tanto fuego.
Éramos uno en dos cuerpos.
Éramos amantes.