Estoy aquí, como cada día,
Tratando de darle forma
A un poema con tu nombre.
Tal vez no te mencione todavía,
Pero tu recuerdo transforma
Todo mi sentir de hombre.
Y aunque tu nombre no escriba,
Son tuyas todas las ideas
Que dan vueltas en mi mente.
Mi alma por ti se siente viva,
No me importa cómo seas,
Siento que te amo intensamente.
Poco a poco voy escribiendo
Y hasta sin querer te doy
Lo mejor del sentir que hay en mí,
con palabras sencillas diciendo
O confesando que estoy
Como nunca enamorado de ti.
Cada pensamiento que me llega
No hace sino repetir y repetir
Lo mucho que significas en mi vida.
Mi mano ¿quién lo niega?
Por ti sólo quiere escribir
Y el corazón jamás te olvida.
Esta soledad que me acompaña,
Es un verdadero testigo
De lo que este poema exclama.
Sabe que hasta mi sombra te extraña,
Porque inspirándome contigo
Hasta mi sombra te ama.
Mi sombra sabe tanto, tanto…
Oyendo todas mis confesiones,
Que a solas son frecuentes,
Sabe de mis risas, de mi llanto,
De esos alivios que en ocasiones
Suelen ser insuficientes.
Percibe sentimientos eternos
Que contra la corriente reman
Queriendo llamarte a gritos…
Tu ausencia me lleva a infiernos
Que en mis adentros me queman
Y los dolores son infinitos.
El poema lo hago poco a poco
Y mi sombra evita que me pierda
Y desvaríe nuevamente…
Porque aunque no estoy loco,
Siempre que mi alma te recuerda
Te amo como un demente.
Aunque puedo ser místico a veces,
No quiero, a decir verdad,
Serlo ahora entre los dos.
Deseo que si un día apareces,
Sea por tu propia voluntad
Y no por milagro de Dios.
Pensándote escribo y escribo,
A ratos pierdo la calma
Y no quería que así fuera…
Pero es que amándote vivo,
Te amo con toda mi alma
Y no sé amar de otra manera.
Hoy es tanto lo que me inspiras,
Fue tanto lo que el alma gritó,
Es tanto lo que te nombra…
Que de sólo imaginar que me miras,
Temo que más de lo que te amo yo,
Pueda amarte mi sombra.