Rafael Parra Barrios

Al ver tu retrato

Al verte,

mi seducido corazón 

se acelera,

henchido de emoción.

Al mirarte 

mi fe crece 

y ante el milagro,

digo, creo en Dios.

Veo tu cabellera

como cascada

que acaricia tu rostro 

y posa en tus bustos esbeltos, 

cuan sensual  paisaje,

cubierto de versos. 

De la mano

surcamos cielos 

y caminamos veredas. 

En ese itinerario

sueño que beso 

tus labios

sedientos de amor 

con el fulgor de los míos,

ardiendo en la brasa 

de tu clamor.

Besos intensos 

y apasionados,  

que conmueven mi ser.

Confieso que así no estés, 

los siento y los vivo, 

esperándote.

Al final tu retrato

provocativo

e insinuante,

hecho para mi, 

me despierta, 

me levanta 

y me sonroja.

Pienso y entras en mi,

nos amamos

hasta ser feliz,

enamorados.   

Es el ritual 

del sempiterno idilio, 

que nada

ni nadie socava. 

Ni la ausencia 

ni la distancia.

Ni la vejez del tiempo 

ni los pactos nupciales. 

Pasan los años 

y todo cambia,

menos nuestro amor.