Mi pequeño niño de porcelana,
Tan pálido y delicado, un corazón en silencio.
Labios rosas como la adelfa,
Un rostro de angelete, con detalles de pureza.
Tus grietas, pequeñas y ocultas,
No se ven a simple vista, pero yo las conozco.
En tus brazos, en tu pecho amoroso,
Marcas de un pasado que no olvido.
De mano en mano has ido pasando,
Sin cuidado, sin amor, sin comprensión.
Incluso yo, descuidada y sin pensar,
Te dejé caer, y mi corazón se rompió de dolor.
Vi tu fragilidad, tu belleza quebrada,
Y no supe cómo repararte, cómo hacerlo bien.
Pero ahora, con suavidad y cuidado,
Te acaricio, te protejo, te amo sin temor.
No quiero guardarte, encerrarte,
Porque sé que no es bueno para ti.
Quiero restaurarte, repararte,
Con cada caricia, con cada mirada tierna.
Mi pequeño niño de porcelana,
Eres un tesoro, un regalo divino.
Y aunque estés roto, aunque tengas grietas,
Para mí, eres perfecto, eres mio.