La vida jamás será la misma.
Porque una vez destruida,
la reconstrucción dejaría marcas imborrables.
La pérdida deja dolores tan profundos
que brotan desde lo más hondo del ser,
desgarrando el alma en cada suspiro.
La vida jamás será la misma.
Ha cambiado completamente,
destruyendo cada parte y dejándola desgastada.
Una vida que era vida,
ahora se convierte en un sendero oscuro y desconocido, frío y agotador.
Un camino que no se entiende, que no se desea recorrer. Donde cada paso es una lucha contra la soledad.