la negra rodriguez

QUE TIEMPO TAN FELIZ

En tiempo juveniles era hermoso reunirnos los amigos

saliamos cansados pero contentos de los ensayos de baile

organizabamos caminatas al salado a ver ocultarse el sol

en los domingos en que las atardecidas  nos llenaban de añoranzas

 y era hermoso contemplar como el sol iba muriendo sobre el estero

pintando el agua y el cielo de rojo encendido

 que luego se volvía anaranjado, con destellos dorados.

Primero el disco solar redondo con color de oro viejo

 descendía besando las aguas que se sonrojaban a su beso

y se dejaba atrapar poquito a poco

 poseyendo  a la alta marea como a una hembra

penetrando en sus aguas, iba perdiendo

su redondez y su  encendido que embrujaba los sentidos.

Bajaba  se perdía el cielo arrebolado era el testigo

y nosotro al márgen en la orilla,

en fila todos o abrazados como amigos

nos deleitabamos contemplando el panorama

y ver como las sombras de la noche ponían su cortina a los amantes.

Luego  organizabamos  la toma del cafgé o el chocolate,

alumbrando la estancia de la casa a la que ibamos

con velas para hacer más romámtico el momento

cantabamos pasillos, repetíamos las coreografías

 las canciones de Serrat a la orden del día

los poemas aprendidos de Neruda , de Buesa o de cualquier otro 

y también los que escribiamos, incipientes poetas

de aquel tiempo de versos rebuscados, pero

hablando siempre de enamorados

 o de la revolución en la que un día estaríamos.

y todo nos parecía gracioso. nos buralabamos asi

de lo absrudo de  ciertas cosas.

celebrabamos la vida, gozabamos a plenitud,

nuesra hermosa y lejana juventud.