En el aire flota un susurro eterno,
melodías que el tiempo no puede borrar,
es la música, alma que quiebra el invierno,
y transforma el silencio en un vasto hogar.
Un acorde es un llanto que nadie reprime,
un grito de amor que no sabe callar,
cada nota es un puente que une lo sublime
con los secretos que el alma quiere guardar.
El violonchelo arrastra nostalgias dormidas,
el piano acaricia memorias de ayer,
la guitarra despierta las risas perdidas,
y el tambor late fuerte, marcando el querer.
No hay barreras ni muros que puedan frenarla,
es un idioma que todos pueden sentir,
porque en su esencia lleva la magia de alzarla
como un eco infinito que nos hace vivir.
Es refugio, es espejo, es pasión desbordada,
es la lluvia que limpia, el fuego que arde,
la música, eterna y enamorada,
es la voz del universo que nunca tarde.
-G.A-