Mientras tabaco exhalo de mis labios,
y de mi sien brotan reminiscencias,
mis ojos entrevén una apariencia,
pero en mi alegoría no sé de lo que hablo.
Mientras me fundo en el espaciotiempo,
y miro a la nada en sutil silencio,
pienso en un ser que no puede ser,
que ojos humanos puedan entrever.
Mientras, ebrio de pensar y no saber,
al fin creo descifrar, con sosiego,
un gran idilio de antaño, años viejos,
que jugó con mi honor y con mi ser.
Mientras veo, des-veo lo que intuí ver,
una voz a lo lejos me hace retroceder:
—¡Abuelo!
—Sí, te escucho, pequeño amigo.
—¡Parece!… Tome mis manos,
recuerde que es ciego.
—Oh sí, chiquillo… ya hace años.
Pero en mi alegoría no sé de lo que hablo.
Galva