CANTO 27
Otro año, otros caminos,
luces en el firmamento
que se forran del olvido
como ráfagas del viento.
Un año cae, otro muestra
su cara de niño nuevo,
contra el viejo que se marcha
hacia el olvido de un sueño.
Y van cayendo uno a uno
de la vida, los misterios
en un eterno dilema
que se pierde como un eco.
Otro año, tiendan al fresco
los malestares del cuerpo,
que se va alejando pronto,
un año, aunque acabado,
no deja de vez en cuando
renovar viejos recuerdos.
Viejo año, no se lancen
con tanta prisa hacia el nuevo,
sin contar cada deseo
que se elevó con su gloria,
uno a uno, fuerza y visión
con los meses que se fueron.
Un año más, las gaviotas
alzan su vuelo hacia el cielo.
Un deseo corto y sentido,
se atesore en nuestros pechos:
que por los cuartos dormidos
entre un soplo de ilusión
hasta que muera el invierno.
Año nuevo, nuevos cantos,
arenales del desierto,
que van dejando en tus pasos
las palabras del silencio.