pasaba

Invierno

Dime que seremos, invierno solo un día.  Ser esta noche todos los días, que al hablarnos, el silencio se quede, mudo y sin voz, como el cielo desnudo tras el paso de la tormenta, como el ruido vencido por la música, como el alma rendida a su propio cansancio.
Seremos una estrella donde nacen los colores, un estallido eterno de ahoras detenidos, una tarde suspendida,  un domingo  repetido,
y siempre, un calendario desbordado de días luminosos, la risa compartida que el tiempo no desgasta, el beso robado que sabe a inmortalidad.
Seremos un puente cristalino entre dos océanos, y al mirarnos nos llenaremos de azul, no de engaño; sin culpas que aprieten ni versos desgarrados, sin poemas perdidos por faltarle rimas.

Seremos la caricia sorpresiva que incendia la prisa, la urgencia dulce de encontrarnos y reírnos hasta el alba. Seremos invierno, sí, pero solo un día, y lo vaciaremos de su frío para vestirlo de calor. 

Secaremos las palabras empapadas de distancia, devolveremos a tus ojos rojos un verde claro, como una tarde soleada que abre paso entre la niebla. 

Seremos un instante infinito, un solo día donde la eternidad se anide, donde al hablarnos, el silencio se asfixie, y los verbos más roncos sucumban en un ataque de tos.

Arrojaremos al suelo los discursos de piedra, y seremos una calle sin semáforos, una puerta abierta, una ventana hacia el porvenir, señales de humo en un horizonte de ceniza. 

Todos los sueños quedarán tatuados en nuestra piel, un mapa de locuras entre la amapola que florece y el vuelo altivo de una blanca perdiz.

P Sabag