¿En qué momento los recuerdos de tu figura juvenil cerca de mí
se convirtieron en fantasías?
¿Será acaso que yo te inventé,
y aquellos besos apasionados que te di en tu habitación
fueron tan solo versos de mi imaginación?
No me di cuenta de que esto que siento y nunca te revelé
me hacía pedazos día tras día,
nublando mi razón, mi ser.
Un deseo hecho ascua sagrada,
custodiado en mis noches de desvelo,
al saberlo dentro de mí, incapaz de tocarte, someterte.
Muy tarde entendí que este amor
hacía tiempo se volvió un vínculo de dolor entre tú y yo.
y que recordarte solo trae pesar.
Mi alucinación dibujó tu nombre
en las calles que llevan a tu partida,
abandonadas el día que partiste sin decirme nada.
Aquello que sentimos en un fugaz instante
se convirtió en neurosis de amor,
un remedio amargo que fue cobija
en las noches más frías de mi melancolia.
Nuestro amor fue un invento de mi alucinación,
y aquello que nos unió fue tan solo miedo a la soledad,
la nostalgia de un sentimiento que solo existió en mí.
Temí que me abandonara
aquel sueño que inventé de ti.
Pero ya desperté.
Este amor fue una fantasía,
y yo, en mis sueños, te inventé.
Recorrí cada rincón de tu cuerpo.
En mi egoísmo, derramaste toda tu vida en mi boca,
ahogando, por fin, de rocío
este fuego hecho sentimiento.
Te hice eternidad en el olvido de nuestro porvenir.
Fuiste conmigo niña, mujer.
Desplegué tus alas, me enredé
en tus secretos, y en un beso apasionado
te juré amor eterno.
Fui quien más te amó, y nunca lo habías notado,
hasta aquel día en que nuestras miradas anhelaran,
en un beso, desvanecer las dudas de tu presentimiento.
Siempre esperé en ti el amor que yo escribia,
y en la intensidad de mi alucinación
ahogue, por error, el amor que en ti apenas nacía.
Y es que en este juego del amor
siempre gana quien menos siente.
Y este soñador, por soñarte te perdio