¿Ves su fuego ajeno a traves de ventanales?
Posee en su intreior
la natural forma
de arder piel crédula.
Qué angostas callejuelas pasean desnonados.
Hacia abruptos precipicios no advierten sus pasos,
quienes determinantes se dirigen a la plaza del pozo.
Juventud, ¡qué traicionero es tu río caudaloso!
Gentes arlequinas que nacen
del postrero lazo.
Mulas que no sienten su férrea herradura.
De hambruna no mueren los tácitos laureles,
mas de tácitas enredaderas que inocentes laburan.
…y congojan los claveles,
que entre fríos adoquines se han
erguido sobre nieves.
Juventud, desciende de la desértica rama divergente,
pues hay océanos de arena
con que ahogarse.
Y tormentos de tiempo menguante
que revolotean tu ave serena.
Destino amargo de juventud ausente,
naranjos no habitan tu senda escrita.
Inevitable hastío, hunde el navío por tempestad consigna.