El obeso cuerpo está infiltrado de olvido
con su piel estrujada por el tiempo
inhalando la aspereza de los recuerdos
soportando sobre las espaldas
las agudas horas que se marchitan
La frazada de la noche
acerca los labios al relicario
para saborear los misterios de la esperanza
justificando el abrazo de la muerte
con eternidades prometidas y ofrendas
Es el cuerpo devorado por el tiempo
que danza con inocencia sobre anhelos
tentando con los dedos los secretos
de senos que florecen como lirios
exhibiéndose púdico ante el espejo
como imagen cubierta de margaritas