Luis 091

Domingo de toros

Una mañana de enero

Paseo con mi amigo por el campo

Las rocosas montañas de la Pedriza madrileña

sueñan con la nieve de otros tiempos

Tras una deprimente charla sobre el estado de la sanidad pública

y tempestades óseas en los cincuenta

le entra el gusanillo de nuestros infructuosos debates políticos

Mira cuántos toros qué felices se les ve son bravos

Sí son hermosos

Si fuera por algunos (se refiere a los supuestos míos) se extinguirían

por la prohibición de la tauromaquia

No hay porqué le respondo nadie torea tigres águilas ni chihuahuas

y no se han extinguido aún

Ya pero esos animales no se crían para torearlos y los toros bravos

solo existen para torearlos si no nadie los criaría (me dice)

No debería ser así son animales bellos y pueden vivir

en muchas fincas vacías para ser admirados

por caminantes como tú y yo

y además ningún ser sintiente debería existir

para que su sufrimiento y muerte sirvan de diversión a nadie (le digo)

Antes de que me suelte lo de y el aborto qué

y yo le diga que no tiene nada que ver

y que deje de repetir todo lo que dicen (los suyos)

en las redes sociales

y él me diga que eso ya lo decía él desde siempre

me da por pensar que quizás solo existimos

para que nuestras breves existencias (en magnitudes universales)

y sangrienta historia humana

sean el espectáculo dominical de algún creador (o creadores)

poco empático y muy morboso

Mi amigo ya me suelta lo de y el aborto qué

y yo mientras miro una vez más a los hermosos toros

pastando en paz e interactuando entre ellos

en su lenguaje de toro bajo el azul intenso del cielo

esta mañana de enero sin nieve en la sierra

y luego miro a ese mismo cielo

con cara de pocos amigos y me llevo las manos

los dedos las uñas a la cabeza

como afilando mis artríticos e invisibles cuernos

de rumiante bípedo exidealista y cincuentón