Totalmente blanca,
sin anuncios,
sin manchas,
derrotada,
sin lágrimas,
sin esperanaza alguna,
ni una raya, ni un borrón,
sintiendo el rasgado sin tinta,
los pulsos de la mano,
el temblor de las ideas,
el macilento pensamiento,
lento, dormido,
tambaleante, sin dirección,
como un fracasado frente a la hoja blanca,
cierra los ojos,
mira a otro lado,
observando con los ojos vacíos,
recorriendo el pensamiento
desestabilizado,
atormentado,
perdido el abecedario y las vocales,
sin lengua, sin idioma,
sin nada que escribir.
sigue alli, fijamente
en el espacio vacio
de la hoja blanca.