Estaba soñando que la mar estaba
ajitada,
Que no se podía trabajar;
me levanté preocupado porque, tenía que
ayudar a subir más alta la embarcación.
Me fuí rumbo a la playa, estaba fuerte
el aguaje.
Entre pena, alegría y amigos
cada embarcación quedaron en su lugar.
Ahora solo nos queda esperar que cambie
la tormenta, que salga luna.
Verla salir, inspirarme en esa belleza que con su rayo pasará por frente de mi casita.
Me acurrucare y, llegue la aurore.
E sol radiante me despertará felíz y bendecido
de Dios, agradecido por un día más
que me dara él.