No es el dinero lo que calma el alma,
ni las cosas lo que llenan el ser.
Buscamos amor en medio del ruido,
y paz en la prisa de tanto correr.
Es el abrazo que tarda en llegar,
la risa sincera, el calor del hogar.
Es mirar a los ojos y sentir la vida,
saber que alguien te cuida y también por ti respira.
No es la prisa ni el tener más,
es detenerse, soltar y amar.
Porque al final, lo que el humano ansía
es vivir con propósito y en armonía.
Jesús es el todo de la vida,
quien da sentido y razón a lo que haces hoy.