Solo te pido un beso, no te pido nada más.
Déjame hacer lo demás.
Con un beso te robo un suspiro, con un beso te hago tocar las estrellas.
Con un beso te prometo que te hago soñar, que te pierdes en mis brazos y olvidas el mundo a tu alrededor.
Con un beso, despierto en ti una pasión que no conocías, enciendo una llama que arde con la intensidad de mil soles.
Con un beso, te llevo a un paraíso donde solo existimos tú y yo, donde el tiempo se detiene y la realidad se desvanece.
Pero después del beso, todo cambia. Regreso a mi vida cotidiana, y tú haces como que yo no existo. Como si ese momento de magia, esa conexión intensa, nunca hubiera ocurrido. Y tal vez, en el fondo, es mejor así. Porque la realidad es dura y el amor puede ser efímero.
Pero mientras dure el beso, mientras nuestros labios se toquen y nuestras almas se entrelacen, viviremos una eternidad. Y eso, nadie nos lo podrá quitar.