No es frecuente que llueva como llueve hoy,
pero así, repentinamente aparece la tormenta…
que anega las techumbres,
y toda la ciudad parece que se inunda …
con incontinencia y escándalo,
empapada de nostalgia…
mojada de ansiedad…
como presagiando un desconsolado final.
Llueve con impertinencia,
se manifiesta con descomunal violencia,
se escucha retumbar en el cielo…
una procesión de truenos…
de carácter pendenciero…
que desgarran la tarde…
bajo un manto de bruma gris.
Enclaustrado en mi aislamiento …te pienso,
y evoco aquellos momentos…
cuando juntos veíamos la lluvia caer.
Era tan distinto entonces,
se sentía diferente el aguacero afuera,
no como ahora…que ahoga de tristeza…
al advertir tu ausencia…como frío el temporal.
Y aunque parece perpetua la lluvia,
con su vertiginoso arrebato,
donde hasta el viento acompaña …
con su soplo de furia y descontrol,
todo algún instante cesa,
todo acaba…
y escampa,
se aquieta…
y se vuelve a la normalidad.
El cielo se despeja…
y deja ver su lienzo azul,
y hasta el sol se atreve, lentamente, a resurgir y brillar.
Nada es para siempre,
ni la lluvia…ni los tiempos luminosos,
ni tu permanencia,
ni la vida misma,
ni la sofría soledad.
Todo resulta efímero,
transitorio,
y hasta los duros episodios soportados…pasarán,
ya lo verás,
solo serán un añorado recuerdo y nada más.