Quise entrar en tus tormentas
para sufrirlas contigo.
Despejar la neblina de tu camino.
Retirar tus ardientes clavos mentales.
Rescatarte del profundo infierno en qué vives,
cambiar truenos y rayos por trinos.
Calentar el gélido piso que congela tu delicado pie.
Quise cambiar tu desertico paisaje,
por un horizonte primaveral...
Quise mostrarte la grandeza del espíritu.
La noble palabra del verso.
Difícil, muy difícil, entender, que una cosa es
el actuar del hombre.
Y otra es el alma, con la fuerza del espíritu.
Pero te solté...
Nadie puede ser salvado, sin su Consentimiento...
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
8/01/2025