He tenido que vivir la vida muchas veces en la oscuridad,
con millones de pensamientos sombríos que vienen y van,
consumiendo mi mente y mi paz.
En esos momentos me escondo, tomo un libro y comienzo a leer,
busco respuestas, me arrodillo, golpeo la puerta y suplico ayuda.
Vuelan los cuervos negros sobre mí,
tratan de arrancar mi fe, de masacrarla sin piedad.
Y aunque a veces parece que no puedo resistir,
me refugio bajo Sus alas,
y creo, incluso cuando siento que no puedo creer.
Escribo, sin pensar demasiado,
y poco a poco las palabras me ayudan a poner en orden
mi mente y mis pensamientos.
Sueño y creo, hablo y encuentro oídos que escuchan con interés.
Siento que me aman,
y descubro en mi interior la capacidad de amar de nuevo.
Entonces, volver al día, regresar al mundo,
se convierte en un sacrificio,
pero es un sacrificio que vale la pena.