Somos escultores de nuestra existencia,
con paciencia, paso a paso,
tallamos la piedra del alma
en la evolución constante del ser.
El mazo firme de la voluntad,
el cincel afilado de la inteligencia,
dan forma a nuestro interior,
revelando la esencia oculta,
la obra maestra que habita en nosotros.
Cada golpe, un aprendizaje,
cada corte, un avance,
y así, con esfuerzo y dedicación,
esculpimos la mejor versión de quienes somos.