Aquel mosquito no sabe que nunca saldrá de la estación del metro. Lo sabe el anciano que lo mira en la ventana. En el subterráneo solo hay pensamientos de ida y de vuelta.
Él quiere solo volar más que pedir más días de vida. La vida en pequeñas proporciones en un instante vale mucho más que un viaje.
Solo tiene una oportunidad. Volar y pasar el camino hacia la próxima estación que está al aire libre. Lo hará en el décimo día de vida y, saliendo del subterráneo, será la entrada a su propia dimensión de descanso y renovación.